
Pedro Arcila Echeverri no conocía ni el amor que tenía hacia los perros ni la capacidad que tenía de alegrarles la vida. Un día adoptó uno y en su intención de buscarle pareja se percató de la difícil situación que viven muchos de ellos.
Fue así como decidió convertir su casa en un hogar de paso para los caninos, en el que espera con paciencia que los adopten.
A Alaska, una de las tantas que llegó a su casa, nadie la quiso adoptar porque tenía una displasia de cadera. Ante la carencia de recursos para operarla o conseguirle una silla, él se dio a la tarea de hacerle una y con el paso de los días, se convirtió en un especialista en la materia.


“Yo me dije, yo soy capaz de hacerla y me apropié de la filosofía de los japoneses, que cogen lo que ven por ahí y lo hacen mucho mejor”, expresó.
Aseguró que en inicio le apostó a hacerlas similar a unas que había en el mercado, pero luego logró mejorar la elaboración y los elementos que utiliza, en pro de los animalitos.
“Primero las hacía en hierro, ahora son en aluminio. Y si en una desvelada, de las tantas que tengo, me encuentro algo diferente, lo aplico. De hecho, estoy trabajando en un nuevo modelo, con el que voy a sorprender”, confesó.
También piensa en los perros ciegos
Pedro, quien trabaja de la mano con su esposa, Luz Mirian Ospina, no deja pasar por alto ningún detalle y se ha enfocado en hacer las sillas de acuerdo a las características y limitaciones de cada perro.
Q’HUBO acompañó la entrega de una silla para Matías, quien tiene problemas de movilidad, pero además se quedó ciego por la edad.
“Costó buscar la solución, pero me las ingenié para hacerle un cerco que impide que se golpee con los obstáculos. Eso le ayudará a tomar confianza”, concluyó.
310 3934617 número para quienes quieran contratarlo o ayudarlo en su causa de socorrer perros.